En poco más de dos meses cambiamos de año, pero también de década. A pesar de que los cambios que tienen lugar en nuestro entorno profesional se producen a gran velocidad y eso exige una adaptación casi inmediata a nuevos escenarios, es conveniente levantar la vista y contemplar algunas tendencias que afectarán a nuestro negocio en un horizonte a medio plazo.
Aanalizamos las tendencias tecnológicas que provocarán cambios sustanciales dentro y fueras de las organizaciones en los próximos años.
Ciberseguridad
A pesar de las inversiones, las ciberamenazas van a seguir existiendo. Según la Unión Europea, desde 2013 el impacto económico de los ciberataques se ha multiplicado por cinco. En este entorno, lo realmente importante va a ser la capacidad de las compañías en dar una respuesta rápida a esos ataques. El estudio revela que en el caso de las empresas españolas, el tiempo de respuesta a un ciberataque se dilata en ocasiones hasta una semana. Una opción totalmente insuficiente.
No en vano, un estudio realizado por la compañía tecnológica VMware en colaboración con Forbes Insights entre 650 empresas de la zona EMEA revela que tan solo 1 de cada 4 directivos confía en las medidas de ciberseguridad que está adoptando su organización. El estudio da la voz a los responsables de TI de estas compañías, que consideran mayoritariamente que los equipos directivos no son especialmente colaborativos en cuestiones que afectan a la seguridad en la nube.
Algunas grandes organizaciones están adoptando un papel relevante en este ámbito y de su análisis de la situación actual se desprenden algunas tendencias de futuro a tener en cuenta. Por ejemplo, Fujitsu considera que la lucha de las empresas contra los ataques debe ser proactiva, y ha introducido el concepto de “cazador de ataques” y aboga porque las empresas adopten una estrategia de cloud múltiple.
Siemens es otra de las compañías que lucha decididamente contra la ciberdelincuencia, ha anunciado que pondrá en marcha en Madrid un centro regional de ciberseguridad, similar a los que ya operan en China, Estados Unidos o Alemania.
Robotización
La incorporación de robots a la industria, en procesos que hasta ese momento habían desarrollado personas, no es en absoluto una práctica novedosa. Sí lo es, no obstante, la implantación masiva de “máquinas inteligentes” a otros ámbitos de la actividad económica. Una previsión del World Economic Forum revela que en 2025 las máquinas realizarán ya más tareas que los humanos en el lugar de trabajo, a pesar de que considera que esto se traducirá en la creación de cerca de 60 millones de nuevos puestos de trabajo en todo el mundo en los primeros años del cambio de década. En concreto, el estudio estima que en 2022 podrían crearse hasta 133 millones de nuevos empleos y eliminarse 75 millones.
Este proceso de robotización tendrá pues implicaciones directas en el futuro del trabajo: implicará –según el estudio del WEF- que más de la mitad de los trabajadores de las grandes empresas deberá recicloarse y mejorar sus capacidades, para poder adaptarse a las oportunidades que la Cuarta Revolución Industrial ofrece a las empresas.
La consultora tecnológica Minsait (Indra) expresa la opinión de los “optimistas” de la revolución robótica, ya que considera que los robots se encargarán de los trabajos más tediosos y automáticos, y que ello permitirá mejorar la productividad de las compañías sin recortar la capacidad de los trabajadores, que contarán con más incentivos y realizarán tareas de mayor valor.
Inteligencia artificial
Según se refleja en el Annual Tech Trends Report de Deloitte, las organizaciones están pasando de preguntarse «¿por qué?» a preguntarse «¿por qué no?» en el ámbito de la Inteligencia Artificial (IA). El estudio revela que las compañías líderes están implementando ya sistemáticamente tecnologías de maduración rápida (aprendizaje automático, procesamiento de lenguaje natural, RPA y cognitivo) tanto en los procesos comerciales como en sus productos y servicios. El gigante tecnológico Gartner predice que la IA estará en 2028 incorporada masivamente en nuestro día a día: automóviles, smartphones, ordenadores, hogares, fábricas… A los directivos esta perspectiva no les coge por sorpresa: según un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el 85% de los ejecutivos ya veían en 2017 la Inteligencia Artificial como una ventaja competitiva para sus empresas. El informe CEO Outlook 2019 de KPMG revela, no obstante, que entre los directivos españoles existe aún cierta desconfianza en el hecho de que las decisiones las tomen las máquinas. El documento recoge que el 74% de los CEO españoles reconoce haber pasado por alto en alguna ocasión las conclusiones que aportaban los datos porque iban en contra de su intuición.
Accenture engloba la IA dentro de un paquete de tecnologías emergentes que deben llevar a las empresas a conseguir el éxito en los próximos años. A este grupo le denomina DARQ por las siglas de tecnologías de registro distribuido (Distributed Ledger Technology), en las que englobamos el Blockchain; Inteligencia Artificial; Realidad extendida; y computación cuántica (Quantum Computing).
Big Data
Tal y como se explica en el informe “Machine Learning, IA y Big Data. Lo que todo directivo debe saber”, que AED ha elaborado con la colaboración de ACEC y Accenture, estas tecnologías ya no son un “Nice-to-Have” para las compañías, sino un “Must-Have”. Los analistas de la consultora consideran que, para poder sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo, las claves serán conseguir una mayor eficiencia (en forma de automatización inteligente de los procesos) y una mayor eficacia (en forma de decisiones de mayor impacto).
Como en muchos otros procesos que tienen que ver con la tecnología, también en este caso el éxito llegará de la mano de la acción humana. Los directivos deberán decidir qué datos son relevantes y cuáles no aportan valor, y descartar estos últimos. La acumulación de datos, por si misma, no reportará ningún beneficio para la compañía.
El informe del World Economic Forum ya citado sobre el futuro del trabajo también recoge datos sobre la inversión en Big Data. El 85% de los encuestados afirma que ampliará su inversión en este campo para 2022, lo cual debería comportar que las empresas tomen en el futuro decisiones cada vez más inteligentes.
Mobile Internet
Según el último informe anual de Deloitte sobre tendencias tecnológicas, gracias a la tecnología 5G el alcance de los negocios llegará a cualquier rincón del mundo (almacenes, tiendas minoristas, particulares) con la máxima precisión. Las redes avanzadas impulsarán el desarrollo de nuevos productos y servicios y transformarán el modo en el que se realiza el trabajo.
En efecto, dos tercios de la población mundial son ya usuarios de smartphones. Como reflejaba el estudio Global Mobile Trends 2017 de GSMA Intelligence, esta conexión puede conducir a crear servicios que mejoren la vida de los países en desarrollo, incidiendo en un mayor acceso a la educación y la salud. En los países desarrollados los avances se centrarán en el consumo.
En opinión de la consultora KPMG, el 5G será sin duda un elemento de dinamización del sector de las telecomunicaciones y, en el caso de España, impulsará fórmulas colaborativas entre compañías inéditas hasta la fecha, para poder sostener los elevados costes de inversión que supondrá la llegada de la tecnología 5G a los usuarios y que debe soportar las exigencias de los servicios IoT.
Regulación
La aplicación de novedades tecnológicas puede hacer crecer a las compañías en los próximos años, pero este desarrollo irá en función del control que las administraciones locales y supranacionales ejerzan sobre ellas. Según el estudio de IE University European Tech Insights 2019, la mayoría de europeos (70%) está de acuerdo en que sus dirigentes adopten medidas para limitar la automatización de procesos y la temida pérdida de puestos de trabajo. De hecho, el estudio revela que para el 67% de los encuestados la gestión de las nuevas tecnologías es el desafío prioritario que se le plantea a la UE, junto al cambio climático. Un porcentaje similar (68%) se muestra preocupado por el hecho de que las relaciones personales se centren en internet.
En este entorno de preocupación social, la Unión Europea ya ha lanzado una guía de buenas prácticas dedicada a la Inteligencia Artificial, para generar confianza y poner a las personas en el centro de su desarrollo, en el que se reclama que esté supervisada por seres humanos, sea transparente, tenga en cuenta la diversidad social y que garantice la privacidad de los individuos. En este último ámbito, un grupo de expertos de la Comisión Europea ha pedido que se prohiba el uso de la IA en la identificación de personas y que se regule en los casos de vigilancia masiva.
Artículo extraído de AED