La gran mayoría de ellos cuenta con teléfono propio, apenas lo suelta a lo largo del día, vive pendiente de él, y reconoce que le enfada no usarlo y que le perjudica para socializar en persona y para los estudios
Celside Insurance y PantallasAmigas ha contado con la colaboración de la Universidad de Deusto para realizar un estudio sobre concienciación y uso del móvil entre adolescentes, que ha puesto de manifiesto ciertas realidades de bastante gravedad. Por ejemplo, un 58% de los jóvenes entre 12 y 13 años reconoce que pierde la noción del tiempo mientras navega por internet, hasta el punto de que un 51% de ellos llega a enfadarse si es interrumpido, abandonando aquello que estén haciendo simplemente por prestar más atención al móvil (67%).
La encuesta ha tomado la opinión de más de 1.350 alumnos de 1º de ESO en centros educativos de Madrid y Barcelona, tanto públicos como concertados, donde un amplio 42% de los alumnos admite que su rendimiento académico puede haberse visto lastrado y perjudicado en numerosas ocasiones por el uso excesivo de la red y del teléfono. Además, otro 25% reconoce haber dejado de realizar rutinas diarias tan necesarias como estudiar, o incluso ver a sus propios amigos, por pasar más tiempo de la cuenta con el smartphone.
En definitiva, el 77% del alumnado encuestado considera que los adolescentes de su edad hacen un uso excesivo del teléfono móvil de forma generalizada. Ante este panorama, el estudio viene a fortalecer aún más la iniciativa de concienciación Smarthuman, con el fin de promover un uso inteligente y responsable del móvil entre adolescentes, a través de la cual se realizaron 96 talleres en 27 centros educativos de Barcelona y Madrid, a los que asistieron cerca de 2.000 alumnos y más de 230 familias entre octubre de 2019 y febrero de 2020.
Según ha explicado Jorge Flores, presidente de PantallasAmigas, el estudio Smarthuman sobre concienciación y uso del móvil entre adolescentes aporta una visión certera y reciente sobre la problemática que ha plasmado ahora en datos este estudio, ya que la iniciativa sirve, entre otras cosas, para “sumar el espíritu investigador y riguroso de los académicos universitarios con la realidad diaria observada en las familias y las aulas. De ahí han resultado algunos datos muy relevantes no explorados antes”.
Dentro del uso exagerado y obsesivo del teléfono móvil, destaca un 40% de los alumnos de 1º de ESO que lo utilizan hasta 3 horas diarias entre semana, mientras otro 18% los supera y llega a las 6 horas. No obstante, la situación se ha visto agravada por el confinamiento y el Estado de Alarma, que han influido enormemente en el aumento del tiempo medio de conexión, que se ha incrementado 2 horas durante el aislamiento para un 37% de los jóvenes, otras 3 horas para el 23%, y más de 4 para un 25% en total. En concreto, sus usos principales no han variado mucho, pues han sido relacionarse con las amistades, a través de llamadas (91%) o bien videollamadas (95%), así como un uso vinculado a los estudios para un 87%.
Según explica Erika Veloz, directora de Recursos Humanos de Celside Insurance, es importante concienciar a los más jóvenes sobre el uso inteligente de los dispositivos, ya que “el móvil es un dispositivo tecnológico de gran utilidad en el ámbito personal y en los estudios, que en los últimos meses, ha acercado a los adolescentes a su círculo social y estudiantil, acortando distancias y haciendo más llevadero el distanciamiento. Es importante incidir, ahora y siempre, en un uso positivo porque lo verdaderamente smart son los jóvenes y cómo deciden emplear el móvil.”
Otro de los problemas que subyacen a esta realidad es el hecho de que un 33% de estos adolescentes ha llegado a pensar que la vida sin internet es aburrida y triste, o que no tiene sentido. De hecho, un 22% de ellos se lo ha plantado en muchas ocasiones, y otro 11% afirma que lo piensa por norma general en todo momento. Casi la mitad de los jóvenes confirma que coge el móvil sin saber qué quiere hacer con él, lo que demuestra un grado de dependencia enfermizo, lo que conlleva a su vez que un 32% tenga el teléfono en la mano permanentemente.
Además, un 19% lo revisa al despertarse por norma, como algo rutinario, antes siquiera de poner un pie en el suelo, mientras un 17,5% lo revisa incluso si se despierta o se desvela en mitad de la noche. Hasta un 9% ha llegado a poner en riesgo su propia integridad física o la de otras personas por hacer uso del móvil, sin importar impedimentos ni circunstancias adversas o de riesgo. Además, un 61,3% duerme con su teléfono móvil en la habitación (el 42,6% en modo No Molestar), cargando mientras duerme para tenerlo disponible a lo largo de la jornada.
Dentro de toda esta vorágine relativa al smartphone, las redes sociales juegan un papel fundamental, ya que la principal forma de acceder a las mismas y de explotar todas sus posibilidades reside en el móvil. Un 69% de los jóvenes emplea el smartphone para conectarse a las redes sociales, medio gracias al que un 35% afirma haber hecho nuevas amistades (aunque hayan descuidado las que ya tenían). Además, al 49% le resulta una manera más fácil de relacionarse que en persona, y un 42% lo considera un refugio cuando está triste.
En este sentido, las redes sociales tienen una peligrosa y destacada influencia en la imagen que algunos jóvenes tienen de sí mismos y de su entorno, y en la que pretenden proyectar al exterior. Un 20% considera que los likes y el número de seguidores le aporta reconocimiento y popularidad, razón precisamente por la que muchas plataformas se han planteado eliminar este tipo de métricas. Mientras, otro 16% se compara con los demás debido a la exposición de su imagen, y otro 12% necesita subir contenidos para que los demás sepan lo que hace o dónde está. De hecho, la obsesión es tal, que un 13% llega a aceptar a desconocidos por aumentar sus seguidores.
Según Ana Estévez, Doctora en Psicología y profesora Titular del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de Deusto, “el recibir una respuesta inmediata por una acción como subir una imagen o comentario a la red a través de un like o por el aumento de seguidores es un elemento que puede convertirse en adictivo, especialmente entre los y las jóvenes y adolescentes”.
Para la profesora Estévez, además, “a estas edades la necesidad de reconocimiento y aceptación por parte de los iguales es un aspecto nuclear. Asimismo, su valor como personas se construye en relación con otros: por ejemplo, si subir imágenes con determinados contenidos es seguido por muchos seguidores y seguidoras, se buscará seguir repitiendo las acciones para buscar la sensación de ser valorado por los demás”.
Otro de los factores que alimenta toda esta serie de conflictos es el hecho de que un 84% de estos estudiantes dispongan de un teléfono móvil propio, aunque para un 73% de aquellos que no tienen uno en exclusiva esto no resulta un problema, pues siguen utilizándolo aunque no sea suyo. Lo curioso realmente es que un 77% de estos alumnos considera que las personas de su edad lo emplean de forma excesiva, por lo que son plenamente conscientes del problema, mientras solo un 66% de los progenitores opina esto mismo del uso que hacen sus hijos del teléfono. Además, el 26% de los estudiantes cree que sus progenitores emplean más el móvil que ellos.
Por otra parte, un 41% de los padres afirma haber cogido el móvil de su hijo sin su permiso. Jorge Flores subraya la importancia de potenciar el ejemplo positivo en el hogar, ya que “padres y madres debemos aprovechar la oportunidad de educar con el ejemplo en el uso consciente y saludable del móvil. Somos influencers y tendemos a subestimarlo. Si al buen ejemplo le añadimos persuasión, complicidad, acompañamiento y supervisión estamos criando hijos e hijas más críticos, responsables y autónomos en el uso del móvil y de Internet en general”.